miércoles, 13 de septiembre de 2017

"El amante doble": Enrevesado juego de espejos rotos

He de confesar que El amante doble es la primera película que veo del director parisino François Ozon pero, como cinéfilo, le he seguido de cerca y me empezó a sonar su nombre cuando estrenó Bajo la arena y Gotas de agua sobre piedras calientes en el año 2000. Pues bien, viendo su último filme he tenido la sensación de que Ozon bebe de muchas fuentes literarias y cinematográficas, aparte de sus guiones originales. A lo largo de su carrera ha adaptado para la gran pantalla obras teatrales de autores como Fassbinder (la mencionada Gotas de agua...), nuestro gran dramaturgo Juan Mayorga ya que En la casa (2012) se basa en su obra El chico de la última fila, o Robert Thomas (8 mujeres, 2002). En esta ocasión se basa en una novela de la autora estadounidense Joyce Carol Oates para tejer una tela araña psicológica y sexual.

Una de las sensaciones que se tiene con El amante doble es de estar viendo un thriller convencional al estilo de Brian de Palma con temas manidos (lo de los gemelos antagónicos y su confusión lo han usado hasta para telefilmes de sobremesa) pero en el tramo final de la película parece que estamos viendo el interior del cerebro de otra persona, puede ser la del propio Ozon ya que esas duplicidad de los personajes se multiplican y hay un momento que te pierdes, y ya la escena final es un apaga y vámonos. Es curioso lo de las influencias porque yo le encontrado más influencias del cine de David Cronemberg (Cromosoma 3 e Inseparables se me vinieron a la mente en cuanto acaba la parte de thriller.
Renier y Vacth en una escena de la película de Ozon

Me da la sensación de que Ozon ha querido jugar al suspense psicológico y sexual tipo Paul Verhoeven pero no ha sabido concluir la historia, dejando cabos sueltos como esa inquietante vecina que interpreta Myriam Voyer a la que podía haberle sacado un mayor partido y nos regala la presencia de la eterna Jacqueline Bisset en una nueva colaboración con el cine francés tras trabajar con François Truffaut en La noche americana (1973) y con Claude Chabrol en La Ceremonia (1995) con un inesperado doble papel, aún más desconcertante en la resolución final.

También hay que destacar la química de la pareja protagonista. Marine Vacth tiene un radical cambio de look con respecto a su anterior trabajo con Ozon, Joven y bonita (2013) y Jérémie Renier ofrece un convincente trabajo como los dos hermanos gemelos que comparten profesión (son psiquiatras) y mujer. Ozon se encarga de dejar claro la diferencia de la relación del personaje de Vacth con cada uno de ellos, mucho más pasional y agresiva con uno y más convencional con el otro. Pero repito esa atmósfera de thriller,  (previsible también una vez que el amor y el deseo rompe la barrera de psiquiatra-paciente) se va diluyendo y los últimos minutos es, en mi opinión, otra película. Una pena porque prometía mucho pero El amante doble de desinfla como un globo pinchado.  

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