viernes, 7 de julio de 2017

"Un don excepcional": Una niña prodigio como pocas

A lo largo de la historia del cine los niños han protagonizado momentos inolvidables, quitando el protagonismo en muchos casos a actores profesionales y de fama reconocida. ¿Quién no ha sufrido cuando Chencho se perdía en Navidad en La gran familia (Fernando Palacios, 1962). Otros han protagonizado momentos de gran dramatismo que han hecho verter ríos de lágrimas como fue el caso de Ricky Schroder en Campeón (Franco Zeffirelli, 1979), eclipsando al propio Jon Voight o la pequeña Victoire Thivisol en Ponette (Jacques Doillon, 1996), ganadora de la Copa Volpi del Festival de Venecia y algunos han ganado Oscar merecidos a pesar de su corta edad, como Anna Paquin en El Piano (Jane Campion, 1993).

Con Un don excepcional McKenna Grace, con sólo once años, y con una gran carrera que se remonta al 2013 alternando cine y televisión, entra por derecho propio en este grupo de niños actores que nos cautivan por su naturalidad interpretativa y la buena gestión que hace de las emociones siendo una gran "robaescenas".

Marc Webb dirige una pequeña gran historia donde impera el sentimiento y los efectos especiales dejan paso a los actores, demostrando que puede con filmes grandes, las dos entregas de Spiderman protagonizadas por Andrew Garfield y pequeños como lo fue la comedia dramática (500) días juntos (2009), un filme que ha ido ganando adeptos con el paso de los años.

Webb se sirve de actores muy solventes como Chris Evans, que, en esta película, barba incluida, se aleja con acierto del Capitán América que le ha hecho mundialmente famoso, dando vida a un hombre que cuida de su sobrina, una niña capaz de resolver problemas matemáticos con una pasmosa sencillez. Webb incentiva la sencillez de la historia con situaciones dramáticas sin aspavientos ni exageraciones y nos regala la presencia de la gran Octavia Spencer de la que te quedas con ganas de verla más pero que disfrutas cada vez que aparece.

Uno de los grandes temas de la película y base del dilema que plantea es el hecho de si a los niños, por mucha habilidad, ya sea física o intelectual, que posean, deben robarles la infancia para explotar esa habilidad o por el contrario, dejarles que disfruten de esa infancia. Las escenas de la niña con su tío son de una gran ternura, a pesar de la tristeza que refleja constantemente el rostro de él. Evans también brilla en sus enfrentamientos con la veterana Lindsay Duncan, otra actriz para enmarcarla por la dureza y las consecuencias de sus actos en el presente y en el pasado.

La sencillez de la historia, como he dicho antes, respaldada por una dirección centrada en potenciar el las interpretaciones de los actores hacen de Un don excepcional una película que merece la pena ver y descubrir, como ha sido mi caso, una pequeña gran actriz como es McKenna Grace, en una interpretación carente de repelencia y llena de matices y mucho corazón.          

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