lunes, 3 de abril de 2017

Andrés González-Barba: "En 'El enigma Murillo' la ciudad de Sevilla está alejada de todos los tópicos posibles"

Sevilla. Año 1810. Los franceses ocupan la ciudad en plena Guerra de la Independencia. En este marco histórico se desarrollan conspiraciones alrededor de un cuadro que oculta un secreto y una historia de fantasmas donde las almas de la ciudad, muchas de ellas atormentadas, atemorizan a aquellas personas que las ven. Con todos estos elementos Andrés González-Barba (Sevilla, 1974) crea una novela, El enigma Murillo (Editorial Almuzara) de trama absorbente y repleta de sorpresas y misterios que no han salido a la luz.

Con esta novela el periodista de ABC de Sevilla (donde empezó a trabajar en 1998 y que nos ha regalado fantásticas crónicas de emblemáticos conciertos) sigue desarrollando su faceta de escritor en la que hay títulos tan variados como Los diarios de Regent Street (2010), El sueño de Titania (2014) o El último tren de la estación del norte (2015). El enigma Murillo, motivo de esta entrevista promete intriga y emoción por parte de un hombre apasionado por la novela gótica que es todo corazón. Pasen y lean.
Andrés González-Barba durante la presentación de la novela en el librería El Cuartito
Pregunta: ¿Qué es lo que hace que se interese por escribir sobre los temas que ven reflejados en El enigma Murillo?

Andrés González-Barba: Tenía interés, por un lado, en escribir una novela gótica y, por otro, ambientarla en Sevilla. Además había una época que me interesaba mucho y que estaba muy poco tratada en la novelística andaluza o española en general: Sevilla durante la época de la Guerra de la Independencia. Curiosamente, el escritor Manuel Sánchez-Sevilla acaba de publicar hace poco su novela El tesoro del Alcázar, que refleja también este período. Hay pocas personas que conozcan el trasfondo de lo que ocurrió en la ciudad durante aquellos años. Por otro lado, Sevilla tenía un papel importante por haber sido sede de la Junta Suprema que estuvo durante un año en el Alcázar, pero la gente suele relacionarlo más con Cádiz por su traslado allí y las famosas Cortes. A raíz de un libro de Moreno Alonso comprobé que era una época que no había sido muy estudiada. Entonces, fabulando, vi que esa Sevilla prerromántica, ya que el romanticismo a España llegó algo más tarde con Larra o Espronceda era muy idónea para la historia que quería contar.

Siempre quise alejar la ciudad de todos los tópicos posibles y yo quería mostrar un lado más oscuro, lúgubre y comprobé que todo casaba muy bien: la invasión de los franceses, el relato gótico y el expolio artístico que se produjo en esa época y que me dio pie para desarrollar una de las tramas principales de la novela.

P.: Si nos ceñimos a los temas, la historia gótica y la de la invasión francesa están finamente ligadas pero da la sensación de que lo que pretende es mostrar un universo, mostrar la Sevilla de esa época...

A.G.-B.: Sí. Mi intención es que Sevilla sea protagonista durante toda la narración, dar una sensación de agobio, ambiente opresivo o el hecho que es una ciudad decadente desde hace tiempo por el traslado del comercio de Indias a Cádiz. Por lo tanto retrato una ciudad derrotista y un poco oportunista porque, al llegar los franceses, la alta sociedad de la ciudad ve una oportunidad de afrancesarse y de que las hijas casaderas puedan emparentar con nobles franceses. Por ello se vende al mayor postor, no se resiste a la invasión como otras capitales españolas, y es una ciudad que mira hacia otro lado, no tiene en cuenta que se estén cometiendo masacres en los campos de batalla, muriendo patriotas.

P.: Hay otro tema que sorprende por cómo lo describe, en algunos momentos con mucho detalle: la higiene...

A.G.-B.: Así es. Yo no quería hacer una novela histórica que fuera brillante y luminosa. Eso no me interesaba. Hay muchas novelas que te muestran el lado más amable. Lo que quería era mostrar el lado más crudo de esa etapa porque realmente fue terrible, ya que, a raíz de la Guerra de la Independencia, España quedó destrozada. Aunque también es cierto que Sevilla no sufrió la crudeza del combate, era una ciudad, desde el punto de vista higiénico, insalubre. En la novela aparece un personaje real: Sebastien Blaze de Bury. Fue un oficial francés que, después de la Batalla de Bailén, estuvo apresado en los pontones de Cádiz que eran una especie de cárceles flotantes y, cuando llega a Sevilla, él denuncia que es una ciudad asediada por los mosquitos en verano, había ratas en las casas y los piojos eran muy frecuentes.

Sevilla era una ciudad muy medieval en el siglo XIX, y, cuando llegan los franceses, ven que estaba muy atrasada, el río era una fuente de infecciones,la higiene personal era casi nula, se arrojaban por las ventanas todo tipo de desperdicios y a los franceses no les llegan uniformes, hay plagas de piojos...Todo eso me servía para darle a la novela una mayor pátina de veracidad y realismo, que los lectores palpasen cómo se vivía entonces. Esto también me sirve para hablar de un aspecto positivo de los franceses. Cuando estuvieron en Sevilla se esforzaron para que se modernizase un poco, que se abriese más, que hubiera más plazas, calles abiertas y que entrase en Europa modernizada.

P.: Otro tema del que se habla en El enigma Murillo es el de la deshumanización del hombre por un conflicto bélico ¿Quería mostrar que cualquier persona podría, en una situación extrema, cometer las mayores atrocidades?  

A.G.-B.: Yo no he vivido una guerra, pero, por lo que vemos en los informativos, se demuestra que las guerras pueden sacar lo mejor y lo peor del ser humano, ya que el hombre, en esa situación, vive en condiciones extremas. La Guerra de la Independencia fue muy cruenta. Duró seis años e hizo que España no levantase cabeza hasta el siglo XX. Me interesaba plasmar cómo el lado más bondadoso o más perverso puede surgir en una persona en una situación de tal magnitud. Para ello introduzco en la novela al personaje de Alberto Cienfuegos, un hombre que hubiese sido otro individuo en otras circunstancias pero, a raíz del conflicto bélico, su vida cambia radicalmente, siendo casi una bestia humana, llegando a extremos que él ni se hubiese imaginado. Casos como el suyo hubo muchos y, por ejemplo, los grabados de Los Desastres de la Guerra de Francisco de Goya muestran las atrocidades que las personas sufrían, en ambos bandos. Leyendo crónicas de diversas guerras te das cuenta de que el hombre llegó a la locura en muchos casos, perdiendo lo más básico de su condición humana, convirtiéndose en una máquina de matar.

P.: La novela tiene también una potente historia gótica, donde, lógicamente abundan elementos sobrenaturales, un género que a usted le gusta especialmente.... 

A.G.-B.: Personalmente me ha encantado reflejar ese mundo de apariciones y hechos extraordinarios. Creo firmemente en que este tipo de hechos ocurren realmente aunque no he vivido ninguno directamente pero sí he hablado con gente que sí y he escuchado testimonios por la radio, donde se capta si la persona está contando la verdad o no. He intentado retratar ese mundo concretándolo en una joven que tiene un don que posee poca gente. Todo está enmarcado en la literatura de terror gótico más clásica. Le  he echado dramatismo pero he procurado ser muy fiel a ese fenómeno del que tantos casos hemos oído a través de los medios de comunicación.

P.: En los agradecimientos menciona a los autores que le han influido a lo largo de su vida. ¿Se puede afirmar que, por la relación que se establece entre la joven y los niños que cuida, una referencia clara es Otra vuelta de tuerca de Henry James? 

A.G.-B.: Obviamente sí. Es una novela que ha influido en muchos autores y retrata magistralmente el contraste entre la maldad, personificada en los fantasmas, y la candidez de los niños. El enigma Murillo bebe de ella y de otras novelas de terror gótico. La adaptación de la novela de James que protagonizó Deborah Kerr, Suspense, de Jack Clayton, así como otras películas como Los Otros o El sexto sentido me han impactado mucho y mi novela no deja de ser un homenaje a muchos autores y, por supuesto, a Henry James el cual, para mí, es un maestro, porque retrataba el alma humana y perfilaba los personajes de una manera asombrosa.
El gran escritor Henry James (1843-1916)
P.: Ahondando en la parte gótica de la novela un tema muy importante es el de los secretos, que no desvelaremos pero que están muy bien escondidos...

A.G.-B.: Sí, es una novela que guarda muchos secretos desde el mismo título, hasta una serie de secretos que se guardan celosamente en la novela y que explotan en un momento determinado. La novela se construye a partir de historias turbias que se desvelan en la recta final de la novela, manteniendo la tensión el mayor tiempo posible.

P.: Uno de los grandes protagonistas de la novela es un cuadro de Murillo...

A.G.-B.: Efectivamente. Es un cuadro que yo me he inventado que retrata a una Virgen con el Niño que yo lo convierto en una obra no catalogada por los franceses en la lista de cuadros que querían llevarse de Sevilla. Quise fabular con la idea de que un cuadro de Murillo estuviese en una casa custodiado por una familia sevillana y, a partir de ahí, se desarrollara una trama que implicase al mariscal Soult, que estaba como loco por conseguir ese cuadro. A él le gustaban muchos cuadros de la Escuela Sevillana y su obsesión por Murillo era clarísima. Él sabía que la guerra en España no iba a ser nada fácil y sabía que de lo que iba a sacar provecho era del patrimonio. Una de sus piezas predilectas era la Inmaculada de Los Venerables, que se conoció como la Inmaculada de Soult y, por un trueque que se hizo en 1941, regresó a España proveniente del Louvre, mientras que del Museo del Prado dos cuadros marcharon a París.Todo esto me dio pie a imaginar la razón del apasionamiento de Soult por Murillo y planteo una hipótesis.
Murillo, el magnífico pintor (1617-1682)
P.: El hecho de que el cuadro de Murillo que aparece en esta novela no sea real evita que el lector se ponga a investigar y buscar enigmas donde, a lo mejor, no los hay, como sí podía ocurrir con El código Da Vinci, de Dan Brown, ya que se servía de cuadros reales y muy famosos...

A.G.-B.: Para mí, el cuadro de Murillo, es como el famoso McGuffin de las películas de Alfred Hitchcock porque crea un poco de desasosiego, varios personajes van en su búsqueda y me gusta pensar que, estéticamente, era una obra de juventud cuando aún no había desarrollado sus grandes virtudes y era distinto a la estética posterior. He querido reivindicar la obra del gran pintor que fue Murillo. En la novela influye mucho en las personas que lo tienen.

P.: Los  capítulos de la novela, son, en líneas generales, cortos ¿Es una elección personal?

A.G.-B.: Yo combino la escritura con mi trabajo de periodista y otras obligaciones que tengo en mi vida diaria por lo que suelo escribir por la noche y tiendo a hacer capítulos breves para mantener la atención del lector con esa estructura e intento no irme por las ramas en lo que a descripciones se refiere, ya que hay novelas históricas donde hay muchas páginas describiendo. Me gusta más ir al grano y que los lectores, a partir de lo que no se cuenta, se pongan a imaginar lo que no cuento, por eso recurro a la elipsis. Prefiero sugerir y que la gente rellene huecos a describirlo absolutamente todo. Me gusta ser preciso y suelo dar a lo que narro un tinte poético. Intento ofrecer algo novedoso al lector.

P.: Para terminar me gusta hacer un mini test cultural. Como estoy con un escritor ¿cuál es la novela que le ha marcado o ha leído en más ocasiones?

A.G-B.: Matar a un ruiseñor de Harper Lee. La pongo de ejemplo porque considero, aparte de que la película que se hizo sea maravillosa, que debería ser de lectura obligatoria en la enseñanza secundaria de todo centro educativo porque tiene una serie de valores que a los adolescentes les vendría muy bien interiorizarlos, por esa violencia que estamos viviendo y de poco respeto hacia los demás. Aunque el protagonista no consiga su objetivo le deja a sus hijos un legado de humanidad, haciendo que quieran ser mejores personas.

P.: Pasando al cine ¿qué película le ha marcado?

A.G.-B.: Ciudadano Kane de Orson Welles. Es  una película adelantada a su tiempo, transgresora,le costó mucho hacerla. Es una película ejemplo de ópera prima brillante, deudora del expresionismo alemán, sin fisura alguna. Tiene frases maravillosas, habla de la condición humana de una manera novedosa y está realizada formalmente que tiene momentos de muchos géneros. Me gusta cómo se reconstruye al personaje protagonista a través de la visión de distintas personas.

P.: Terminamos con pintura ¿qué cuadro le ha impactado?

A.G.-B.: La Virgen de las Rocas de Leonardo Da Vinci que está justo al lado de La Gioconda. Cuando yo la vi en el Museo del Louvre me llamó la atención que los turistas japoneses no le echaran mucha cuenta a este cuadro, que es una maravilla.  

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