lunes, 24 de noviembre de 2014

Un Tenorio para la eternidad

                        CRÍTICA TEATRAL: DON JUAN TENORIO

Blanca Portillo es un tesoro. Como actriz su calidad es incuestionable y, como directora es asombrosa. Si ya a un servidor fascinó con La Avería, aquel relato de Dürrenmatt de recuerdo imborrable, con la versión que ha dirigido de Don Juan Tenorio es ya para hacerle un monumento.

La obra de José Zorrilla, hasta el 30 de noviembre en el Teatro Lope de Vega de Sevilla, en manos de Blanca Portillo, tiene el mérito de servirse de los versos originales, sin apenas cambios (magnífica la labor, una vez más, de Juan Mayorga) para contar la historia de Juan Tenorio y Doña Inés pero desde una dimensión totalmente innovadora. Una vez vista la propuesta parece evidente que se ha contado la historia como hubiese querido Zorrilla pero que él no pudo por las convenciones de la época. Pero este montaje se sirve de las licencias que permiten la sociedad del siglo XXI para plasmar como debe ser la historia en general y algunos pasajes en particular.

La propuesta de Blanca Portillo centra su atención en resaltar el carácter canallesco de Don Juan y la sensualidad y la sexualidad de la obra que se ha sacado a flote con total coherencia. La famosa escena del sofá está tratada como nunca se ha hecho y está planteada de una manera lógica para que los versos de Don Juan calen en Doña Inés profundamente. No doy muchos detalles de estas escenas en concreto porque este es un montaje que hay que verlo y disfrutarlo. Sólo añado dos hallazgos sin ahondar mucho: Cómo está planteada la escena de la lectura de la carta de Don Juan a Doña Inés o la célebre escena de la apuesta con Luis Mejía.
La célebre escena de la apuesta. Ceferino López   
Como pasaba en La Avería, no hay que perder detalle no sólo de lo que se dice sino de las acciones simultáneas que ocurren a su vez en el escenario.

Centrándonos en el apartado interpretativo, José Luis García-Pérez demuestra ser un auténtico portento teatral. Su composición de Don Juan es sencillamente brutal, con una capacidad para mostrar el lado menos romántico del personaje y mostrándolo como un ser, a veces, con muy poca humanidad, sólo preocupado en satisfacer sus más bajos instintos a costa incluso de hacer daño o matar a terceras personas. A través de las distintas escenas vemos las argucias de las que se sirve para conseguir sus fines y muestra que siempre será igual hasta en sus últimas horas aunque lo intente disimular.

Siguiendo con los personajes Luis Mejía está interpretado por Miguel Hermoso Arnao con multitud de matices para mostrar que, aunque pueda parecer otro Tenorio, sobre todo en la escena de la apuesta, es finalmente una víctima más de él, literalmente. Su inicial seguridad en la hostería se transforma cuando le indican que su amada será una conquista más de Don Juan y ahí está la maestría de Hermoso Arnao para dar la vuelta a su personaje.

Eduardo Velasco está estupendo como Ciutti, mostrando su servicial actitud hacia su amo y con un trabajo gestual y corporal que aporta mucho al montaje porque es de los personajes que más acciones realiza en escena sin hablar y los movimientos están ejecutados con total precisión en los distintos pasajes. 

No puedo seguir hablando de la actuación de Velasco sin dejar de mencionar la interacción fundamental con otros dos personajes, que son dos hallazgos en este montaje: Por un lado, el de Brígida, al que Beatriz Argüello (de grato recuerdo en Noche de Reyes dirigida por Eduardo Vasco) aporta sus excelentes dotes interpretativas. Blanca Portillo le da un nuevo enfoque al personaje, como una joven Celesina sensual y con una apetencia sexual que le da otro sentido a la "cabalgada" con Ciutti. Por otro lado, Eduardo Velasco, en el trabajo corporal que desarrolla a lo largo de la función destaca en su interacción con Miguel, un personaje que cobra mayor protagonismo y al que Daniel Martorell aporta su experiencia para dotar al personaje de personalidad propia más allá del tramo de la obra donde originalmente sale e interactuando en pasajes clave.

Otro hallazgo es Ariana Martínez que aporta su belleza, juventud y talento al personaje de Doña Inés, otra víctima de Don Juan a la que, gracias a su gran interpretación, entendemos cómo cae en sus redes sin poderlo remediar y su participación en la parte sobrenatural de la obra es, sencillamente genial, con una seguridad diciendo los versos de Zorrilla y una novedosa actitud ante el cuerpo agonizante de Don Juan que remata que con una acción que no desvelo pero que resume perfectamente la mirada con que se ve a Don Juan durante toda la obra.  

Por su parte, Juanma Lara hace una genial composición de Don Gonzalo de Ulloa tanto en la parte terrenal como en la sobrenatural donde su potente voz suena con una contundencia que estremece contribuyendo a crear el ambiente adecuado a la situación. Rosa Manteiga también está estupenda como la abadesa, siempre velando por la seguridad de su convento y de las novicias a su cargo. El resto del reparto (Alfonso Begara, Luciano Federico, Raquel Varela, Francisco Olmo, Marta Guerras y Alfredo Noval) cumplen con su cometido en sus respectivos personajes ala perfección seña inequívoca de la excelente directora de actores que es Blanca Portillo.
José Luis García-Pérez, inolvidable Don Juan. Ceferino López

En el apartado técnico destaco el espacio escénico, ingenioso incluso en sus transiciones con las hermosas canciones interpretadas por Eva Martín, pero a un servidor le ha llamado poderosamente la atención la potencia de las dos lunas, la blanquísima en el cielo azul de la quinta de Don Juan y la luna roja al comienzo del tramo final, que da la impresión de estar ensangrentada, un presagio para el contundente final, de ahí que alabe a todo el equipo técnico pero por lo dicho, especialmente, Blanca Portillo y a Pedro Yagüe sin olvidarme del vestuario diseñado por Marco Hernández y la labor de Kike Inchausti en las escenas de lucha, muy creíbles y perfectamente coreografiadas.

En definitiva un montaje inolvidable con una dirección exquisita, actores entregados a sus personajes y un trabajo en su conjunto que quedará en el recuerdo de este humilde servidor que salió muy satisfecho de lo que vio en escena. Por eso, a todos los implicados en este montaje: GRACIAS.

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