jueves, 9 de octubre de 2014

Jacobo Dicenta: "Es muy importante enseñar a la gente a amar a nuestros autores"

Jacobo Dicenta (Madrid, 1972) es otro de nuestros grandes actores que lleva el teatro en el ADN. Perteneciente a una saga que se remonta al siglo XIX, el hijo de Manuel Dicenta se subió al escenario muy pronto y terminados sus estudios en la RESAD demostró su talento tanto en el teatro clásico, como en el contemporáneo o el musical, así como en el cine y la televisión. Acaba de recibir el Premio Teatro Rojas de Toledo por su interpretación en El Buscón y combina las representaciones de El lenguaje de tus ojos con su participación en el Proyecto Europa: La voz de nuestros clásicos en el que, gracias a un acuerdo con el Instituto Cervantes, la Compañía Nacional de Teatro Clásico llevará, a partir de la semana que viene hasta finales de octubre, La vida es sueño, El alcalde de Zalamea y El perro del hortelano a París, Burdeos, Toulouse, Londres, Leeds y Dublín. Dicenta nos habla en esta entrevista de diversos temas, como el citado proyecto, sus compañeros en esta apasionante aventura cultural, su trayectoria y su inminente aparición en una de las grandes series actualmente en emisión.      

El actor Jacobo Dicenta
Pregunta: ¿Cómo llega al Proyecto Europa?

Jacobo Dicenta: Pues todo empieza en el Festival de Almagro de este año donde yo representaba la obra El lenguaje de tus ojos de Pierre de Marivaux dirigida por Amelia Ochandiano, junto a Juan Gea, Cristina Castaño, Iker Lastra, Rebeca Valls y Beatriz Bergamín y allí me reencontré con Helena Pimenta, con la que yo había trabajado anteriormente en tres ocasiones y me cuenta el Proyecto, el cual llevaba ya tiempo pensándolo. También quería hablar conmigo desde hace tiempo y sabía que de una manera o de otra nos encontraríamos en Almagro y me comprometí de inmediato porque, primero es un gustazo trabajar estos textos: Segismundo de La vida es sueño, Pedro Crespo de El alcalde de Zalamea y Teodoro de El perro del hortelano. Es un lujo poder hacerlo, como también lo es trabajar con Helena porque es una persona que ama el teatro por encima de todo como yo y con la que me entiendo muy bien. Ambos estamos en un mismo código. Están siendo unos ensayos verdaderamente apasionantes con tres compañeros maravillosos como son Nuria Gallardo, Pepa Pedroche y Fernando Cayo, al que sólo veré trabajar porque de las seis ciudades que visitamos yo voy a cuatro y él a las otras dos, por compromisos con la obra de Marivaux, pero nos vemos y nos apoyamos. Luego está Juan Carlos de Mulder, que se encarga de la música del espectáculo, tocando la vihuela y es un músico extraordinario.

P.: ¿Qué supone para usted como actor ir a Francia, Inglaterra e Irlanda a representar estos textos?

J.D.: Es una gran responsabilidad porque cuando yo he visto en Madrid a la Royal Shakespeare Company, o a una compañía rusa representar Tío Vania en el Festival de Otoño cuando yo aún estudiaba en la RESAD, me sentía muy chiquitito y ahora poder ir a otros países a representar a nuestros clásicos y ser de algún modo embajadores de nuestros autores, es muy gozoso, con muchas ganas de llegar ya allí y compartir nuestras respectivas culturas.

P.: Este proyecto es una prueba más del gran patrimonio que tenemos en cuanto a o autores y obras y que hay que cuidar, valorar, y seguir potenciándolo porque es un tesoro...

J.D.: Claro, es que no tenemos nada que envidiar a los grandes autores extranjeros. Siempre he dicho que uno de mis autores favoritos es William Shakespeare, pero una vez que se ahonda en nuestros autores, ya que yo he representado obras de Calderón y de Lope de Vega, te das cuenta de que son también muy grandes. Yo deseo felicitar la labor de Helena Pimenta, en continuidad con la que hizo Eduardo Vasco, porque es muy importante, enseñar a la gente , y sobre todo a los jóvenes, a amar a nuestros autores porque en los países a los que vamos respetan mucho a los suyos. 

P.: Precisamente, a una de sus compañeras en el proyecto, Nuria Gallardo, le tengo un cariño especial porque la he entrevistado en dos ocasiones y es una persona adorable. Ahora estoy disfrutando mucho con su interpretación en Isabel...   

J.D.: Es una gran compañera y una magnífica actriz y aprovechando que menciona la serie, le anuncio, para seguir con la más rabiosa actualidad, que participo también en Isabel a partir de la semana que viene con un personaje fijo hasta el final que espero que dé que hablar. La experiencia ha sido otro placer porque he trabajado con un excelente equipo, del primero al último, en todos los aspectos. No se puede trabajar mejor. Cuando sonaba el despertador a las cinco y media de la mañana saltaba de la cama con una gran alegría. Está muy bien hecha y yo la vi desde el primer capítulo de la primera temporada e independientemente de que yo actúe en esta tercera temporada, he visto ya los primeros episodios y estoy alucinando con el tratamiento de la luz, la actuaciones de los actores, es impresionante. Con ese equipo repetiría siempre.  Isabel no tiene nada que envidiarle a ninguna producción británica o americana, tiene un nivel muy alto.

P.: Ahora, ahondando en su trayectoria teatral ¿Qué me diría si le menciono No hay burlas con el amor (de Calderón de la Barca, dirigido por Denis Rafter en 1998)?

J.D.: Pues fue mi primera colaboración con la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Estaba también Blanca Portillo, y trabajé con dos grandes de la interpretación del teatro clásico como son Antonio Vico y Fernando Conde. Ahí también estaba mi queridísima Carmen del Valle, con la que he trabajado en obras del teatro clásico muchas veces. Yo le decía: Carmen, tú y yo somos los Fred Astaire y Ginger Rogers del teatro clásico español. Hemos hecho cinco o seis obras juntos y No hay burlas con el amor fue la primera.

P.: Luego hace Peribañez y el comendador de Ocaña de Lope de Vega en el 2002 con un reparto impresionante dirigido por José Luis Alonso de Santos, que, aparte de dramaturgo, también es un gran director de escena...

J.D.: Fue un montaje espectacular, no sé cómo cabíamos todos los que éramos en el escenario. Ahí vuelvo a trabajar con Carmen del Valle y mi oponente lo interpretaba Joaquín Notario que es otro grande. Su interpretación en El alcalde de Zalamea años después fue espectacular. Yo tenía referentes: Grabaciones de audio de mi padre interpretando esta misma obra y tuve la oportunidad de ver a Jesús Puente interpretando esta obra para la Compañía Nacional (en 1988 dirigido por José Luis Alonso) y pensé que después de ver ése no vería otro igual y de repente Joaquín Notario hizo una interpretación para caerse de espaldas.

P.: Otro de sus incursiones en el teatro clásico fue en El mágico prodigioso de Calderón de la Barca, dirigido por Juan Carlos Pérez de la Fuente (en 2006)... 

J.D.: Efectivamente, yo he hecho mucho teatro clásico y siempre me relacionan con la Compañía Nacional aunque sólo he hecho dos montajes allí, pero sí es cierto que todo el equipo de la Compañía y del Teatro Pavón me hacen sentirme como en casa cada vez que voy a ver una función y no sabe con qué alegría me han recibido cuando vieron que participaba en el Proyecto Europa. El resto de teatro clásico lo he hecho con empresas privadas, como fue el caso de El mágico prodigioso, que es una obra que no se ha representado mucho porque es un texto muy complejo con mucha filosofía, religión por debajo, pero la gente lo acogió maravillosamente.
Dicenta en El mágico prodigioso

P.: También ha hecho obras de clásicos contemporáneos como fue Deseo bajo los olmos de Eugene O'Neill... 

J.D.: Así es, dirigido por mi querido Paco Suárez con el que trabajé anteriormente en Romeo y Julieta haciendo el personaje de Mercucio, que fue una experiencia brutal y por el que me dieron el Premio de la Unión de Actores. Aparte pude ahondar en un ser destrozado por la vida como es Mercucio, defensor a ultranza de su amigo Romeo y por el que es capaz de dar la vida.

P.: Precisamente, cuando entrevisté a Daniel Freire por El veneno del teatro, él me dijo que, así como en Julio César el protagonista es Marco Antonio, en Romeo y Julieta es Mercucio...

J.D.: Cuando yo interpretaba esa obra pasaron cosas curiosas como llegar gente al camerino después de la función llorando y preguntando "¿Por qué has tenido que morir?". De hecho hay una anécdota recogida en la película Shakespeare in love pero que es cierta: Shakespeare decide matar al personaje de Mercucio porque se le va de las manos, le crece demasiado y la obra es Romeo y Julieta, por lo que habría tenido que cambiar el título de la obra si no lo hubiese hecho.

P.: Otro aspecto destacado de su carrera es el musical, que ha hecho varios pero a mí me llamó la atención el de Quo Vadis dirigido por Jaime Chávarri en 1997 ¿Notó alguna diferencia en la manera de dirigir al ser un director que había hecho más cine?

J.D.: La manera de dirigir de Jaime Chávarri, sea teatro o cine es la misma, y en teatro es un grandísimo director de actores y nos trata con un gran cariño consiguiendo un genial ambiente de trabajo. Desde Quo Vadis somos muy amigos y desde entonces me llamó para participar en dos películas: Besos para todos y Camarón. Aquel musical fue una propuesta de Miguel Bosé, a cargo del Festival de Mérida en ese momento. Le propuso a Javier Gurruchaga que hiciese algo parecido al Golfus de Roma que él había interpretado dos años antes. Mi compadre Juan Polanco, con el que he trabajado mucho en teatro, era ayudante de dirección en aquel proyecto. Él le dijo a Jaime: "Tengo la persona ideal para interpretar al galán de la obra, Marco Vinicio". Hice la prueba con Jaime, me escogió y desde ese momento surgió una gran amistad.
Junto a Óscar Jaenada  en Camarón (Jaime Chávarri, 2005)

Trabajar con Jaime siempre es estupendo. Recuerdo que, rodando Camarón, terminaba la jornada de trabajo a la hora de almorzar y decidía quedarme a la jornada de rodaje de la tarde, no quería irme a casa y eso lo conseguía Jaime. Además logra emocionar con sus películas: Las bicicletas son para el verano, Sus ojos se cerraron...Yo, cada vez que vuelvo a ver Camarón me quedo clavado en el asiento. Óscar Jaenada está impresionante.

P.: Regresando a la actualidad, ha recibido el Premio Rojas por El Buscón, supongo que será otra gran satisfacción para usted ¿no?

J.D.: Totalmente, era un monólogo donde se adaptaban los pasajes más significativos de la obra de Quevedo, y la importancia vital de esos premios, es que lo da el público del Teatro Rojas de Toledo y, tal y como están las cosas, que la gente abarrote los teatros es de agradecer.
Dicenta en El Buscón,  obra por la que ha sido premiado

Además el mismo día que yo lo recibió José Carlos Plaza, Juan Diego Botto como autor, Jesús Cimarro y Concha Velasco. Fue un día muy bonito para mí.

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