lunes, 14 de octubre de 2013

Magnético retrato femenino

                                                 CRÍTICA TEATRAL: LA DOULEUR

El monólogo es, dentro del teatro, un salto sin red. La responsabilidad recae exclusivamente en un solo actor y en la pericia del director. Por eso cuando un monólogo teatral te atrapa ya es muy difícil que te suelte. Esta experiencia es la que se vive al ver a Valery Tellechea interpretar La Douleur de Marguerite Duras, que pudo verse hasta ayer en Sevilla.

La actriz canaria se mete en la piel de la escritora francesa para narrar un episodio autobiográfico muy duro: La espera de la vuelta de su marido deportado a un campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial. Esos días angustiosos son los que se nos muestran al espectador gracias a la profunda intensidad interpretativa de Tellechea y a la sabia dirección de José Pedro Carrión y Juan Caño Arecha. 

Durante hora y media el autor de esta crítica no pudo dejar de seguir a Marguerite/Valery en su periplo vital y emocional, donde la espera y la incertidumbre pueden doler tanto como una herida física
Valery Tellechea en un momento de su intensa interpretación
La obra plantea una interesantísima propuesta dramática donde la escritora se sumerge, tras un breve primer tramo, en las páginas de su propio diario, para que seamos testigos de los duros momentos que vivió durante y después del conflicto bélico, con la vuelta de su marido convertido en un ser irreconocible y todo, conversaciones con otros personajes incluidas,  es mostrado como si lo estuviéramos viendo, gracias a la fuerza dramática de la actriz.

El montaje tiene uno de sus aciertos dramáticos en las llamadas de teléfono que Marguerite recibe y que le informan de una manera o de otra, del estado de su marido. Al tratarse de un texto francés, estos fragmentos recuerdan inevitablemente a La voz humana de Jean Cocteau. Mucha gente recuerda la soberbia interpretación que de esta pieza hizo a comienzos de los 80 Amparo Rivelles y que actualmente representa Antonio Dechent. Pues he de decir que Valery Tellechea está a la altura de los intérpretes mencionados sin ningún tipo de duda porque sus recursos interpretativos abundan en cantidad y calidad.

Hace unos días falleció Patrice Chéreau, responsable del montaje de la obra en Francia. Estoy casi seguro de que el reputado director hubiese alucinado con este montaje español y que eleva de nuevo al monólogo a los altares de la creación teatral estando a la altura, sin duda, de célebres piezas como Cinco horas con Mario de Miguel Delibes o Shirley Valentine de Willy Russell. Todo gracias a la labor de Valery Tellechea y José Pedro Carrión, que hacen que una dramática obra cuyo título se traduce El dolor se vea con absoluto placer.

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