viernes, 1 de junio de 2012

Una estrella que sigue brillando en el escenario

       CRÍTICA TEATRAL: CONCHA. YO LO QUE QUIERO ES BAILAR

Cuando una sola persona es capaz de actuar, bailar y cantar en un escenario, es que algo tiene de especial. Además, si lo que esa persona cuenta son pasajes de su propia vida tiene un valor añadido ya que se puede decir que tiene un componente emocional y personal más acentuado que en cualquier otro espectáculo.

Concha Velasco, una de las actrices más populares de este país se atreve a todo lo dicho anteriormente dirigida por segunda vez por José María Pou, tras saborear las mieles del éxito gracias a La vida por delante. Con una camisa blanca, unas medias y unos zapatos rojos de tacón la actriz se sienta para contar al público su vida desde que nació, pasando por su infancia y los primeros pasos que dio para llegar a ser la gran actriz que es, rememorando hitos de su trayectoria.

Gracias a una desenvoltura absoluta la actriz menciona a personas importantes en los inicios de su carrera, empezando por sus padres y siguiendo por Celia Gámez o Luis Escobar. El espectáculo se beneficia de la intercalación de números musicales que recuerdan temas decisivos en su carrera: Mamá, quiero ser artista, Hello, Dolly, El día de los enamorados o Las chicas de la Cruz Roja. La obra no escatima en narrar siempre desde el prisma humorístico pasajes relacionados sobre los estrenos teatrales o las entregas de premios.
Concha Velasco, en plena actuación
Concha Velasco, acompañada por una sobresaliente orquesta en directo, gracias a su saber hacer, se mete al público en el bolsillo, intercalando chistes, explicando vocablos habituales del mundo artístico etc... Ante el derroche de talento el espectador desea que Concha Velasco siga contando cosas, porque tiene mucho que contar gracias a tantos trabajos memorables, muchos de los cuales aparecen en un momento de la obra en luces de neón, de los que cuenta algunos pormenores y recita algunos fragmentos, como uno de la obra Buenas noches, madre, de Marsha Norman con anécdotas con su compañera de reparto, la gran Mary Carrillo, alguien a quien destacó, como a Antonio Gala.

En definitiva, una obra puramente autobiográfica que se convierte en un espectáculo para el disfrute del patio de butacas, que se involucra hasta el punto de cantar y bailar el popular tema La chica Ye Ye. La actriz vallisoletana demuestra que sigue teniendo una gran energía, como cuando cantó Aquí estoy, de Sondheim, y el poder para hacer que la gente disfrute, algo que lleva haciendo durante décadas y que, un servidor, desearía que continuara porque es una gozada para los sentidos verla actuar. Gracias, querida Concha.

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